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jueves, 12 de octubre de 2017

¿Será Trump el Gorbachov de Estados Unidos?

Las posibilidades de un colapso de Estados Unidos


Donald Trump, presidente de Estados Unidos. Foto: Tomada de Google
En 1985, Mijaíl Gorbachov llegó al poder en la Unión Soviética y con él, el bloque de los estados socialistas comenzó un período de retroceso que llegó hasta el punto de su desmoronamiento en 1989, poniendo fin a la Guerra Fría; esto fue seguido por la desintegración de la propia Unión Soviética en 1991 la cual se convirtió en quince países, este hecho desencadenó un terremoto político mundial sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial.

La Rusia comunista

Muchas fueron las causas del colapso de la Unión Soviética, desde los problemas económicos que padecía, hasta el problema del nacionalismo y su constante lucha por expresarse, hasta llegar al problema del sistema burocrático gobernante que agudizó una crisis de poder de larga data que afectó y paralizó al estado durante el periodo de gobierno de Leonid Brézhnev, quien dirigió las riendas del país entre 1964 y 1982; pero la razón principal de este colapso fue que los líderes soviéticos que sucedieron a Nikita Jruschov no fueron capaces de impulsar el proyecto del estado “imperio”, y no lograron fortalecer su presencia en la región del Medio Oriente y en las costas del Mediterráneo; la Unión Soviética fue la forma de estado que sucedió al Imperio Ruso en 1917; y fue la Revolución bolchevique la que dio a este ente un nuevo espíritu que le permitió sobrevivir por otros setenta y cuatro años, mientras se desintegraban el Imperio Austrohúngaro y el Imperio Otomano.

Le correspondía al nuevo régimen hacer frente a varios desafíos para consolidar su posición, incluyendo efectuar una transformación económica y social para rescatar a decenas de millones de ciudadanos soviéticos de la pobreza y la necesidad, y hacer frente a una guerra civil, industrializar el país y armarlo para poder hacer frente a los peligros externos, y después hacer frente a la mayor guerra destructiva lanzada en junio de 1941, la cual se prolongaría por casi cinco años, provocando la destrucción de la mayor parte de la infraestructura del occidente del país y causando la muerte de unos treinta millones de ciudadanos soviéticos; la guerra alemana contra la Unión Soviética fue esencialmente una guerra de las fuerzas del viejo orden que dominaba el mundo, contra una fuerza que representaba un mundo nuevo en vías de formación; fue en este nuevo mundo donde se quebró la hegemonía europea sobre el mundo, favoreciendo con ello a dos potencias no europeas la Unión Soviética y Estados Unidos, con todo lo que abarcan de sistemas económicos, sociales, políticos y culturales, a pesar de ser diferentes; Europa estaba destinada a dividirse entre Europa Occidental bajo hegemonía estadounidense y Europa Oriental bajo dominación soviética.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética era un aliado de los Estados Unidos, y el apoyo estadounidense a los soviéticos era esencial para resistir ante la Alemania nazi; hasta el día de hoy, muchos han cuestionado las razones que llevaron a Washington a superar las diferencias ideológicas con Moscú y apoyarla incluso a expensas de su otro aliado más cercano, Gran Bretaña; algunos lo atribuyeron a la participación de las dos fuerzas en la defensa de los valores humanos frente a la barbarie nazi, pero documentos históricos indican que los aliados no fueron menos brutales que los nazis durante la guerra; otros atribuyeron esto a los proyectos de los alemanes para imponer su hegemonía sobre el mundo, lo que representaba una amenaza para ambas potencias; pero pocos percibieron el hecho de que el apoyo de Washington a Moscú durante la guerra fue con el objeto de lanzar el proyecto imperial estadounidense en el mundo; ya que desde su creación, Estados Unidos se ha edificado sobre dos premisas, la primera es que es el nuevo Israel o el reino de Dios en la tierra, y el segundo es que es un resurgimiento del Imperio Romano; la Segunda Guerra Mundial fue una oportunidad para realizar ese sueño, pero antes tenía que quebrar las potencias europeas que habían dominado los recursos del mundo desde el siglo XVIII, y la Unión Soviética era la fuerza capaz de hacerlo, esa fuerza logró derrotar a la Alemania nazi.

La guerra fría

Tan pronto como terminó la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos comenzó a implementar un plan para asediar a la Unión Soviética con una serie de alianzas militares, tratando de impedirle alcanzar las rutas marítimas; estableció la Organización del Tratado del Atlántico Norte u OTAN en 1949, seguidamente formó otra alianza militar en el sudeste asiático y trató de establecer una alianza en el Medio Oriente, que incluía a los países árabes, Turquía, Irán y Pakistán; pero antes de completar este plan, tenía que heredar a las potencias coloniales europeas reemplazándolas en esas colonias a través de la imposición de patrones de hegemonía financiera y económica, lo cual fue denominado como el imperialismo americano; pero lo que obstaculizó los planes estadounidenses fue el surgimiento del movimiento de liberación global en Bandung en 1954, dirigido por el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, el yugoslavo Joseph Tito, el indio Nehru, el indonesio Ahmad Sukarno y otros; el papel egipcio fue central en hacer fracasar el Pacto de Bagdad en Medio Oriente, lo cual terminó acercándolo a la Unión Soviética. El líder soviético Nikita Jruschov vio en Abdel Nasser una oportunidad histórica para romper el bloqueo contra su país; Egipto permitió a la Unión Soviética bajo el régimen de Abdel Nasser, no sólo romper el cerco estadounidense, sino también llegar al Mediterráneo oriental, y ese era el viejo sueño ruso desde Pedro el Grande y de ahí dirigirse hacia las profundidades de África para competir con la influencia de Estados Unidos.

Durante diez años y hasta 1964, el mundo parecía dirigirse hacia la victoria de las revoluciones socialistas respaldadas por la Unión Soviética y la derrota del imperialismo liderado por Estados Unidos; pero el derrocamiento de Nikita Jruschov a finales de 1964, iba a decidir el posterior curso de los acontecimientos; Jruschov fue sustituido por una dirigencia soviética encabezada por Leonid Brézhnev, quien quiso lograr una distensión internacional para reducir el nivel de tensión con Estados Unidos, lo que implicó un retorno a las fronteras establecidas por la conferencia de Yalta de 1945 para la distribución de influencia en el mundo entre la Unión Soviética y Estados Unidos, y en la que Moscú se conforma con conservar la influencia en Europa Central y Oriental; esto significó reducir o retirar el apoyo a los países del Tercer Mundo y dejar de provocar a Estados Unidos para evitar la confrontación; lo cual condujo a una serie de golpes de estado en el mundo contra presidentes antinorteamericanos, y en el Medio Oriente la postura soviética condujo a la reducción del apoyo a Gamal Abdel Nasser lo cual contribuyó a su derrota el año 1967; tres años después fallece el líder egipcio y asume el poder Anwar al Sadat, quien lideró un proceso de cambio de la política exterior egipcia totalmente diferente a la de su predecesor, y decidió resguardarse bajo el paraguas estadounidense especialmente después de 1974; aunque hubo varios factores que causaron el giro en la política egipcia, pero uno de estos factores fue que los soviéticos no estaban dispuestos a apoyar a Egipto en el mismo grado en que los estadounidenses apoyaban a Israel; perder a Egipto fue un golpe doloroso para la Unión Soviética que empezaba a perder su influencia en el mundo hasta llegar al año 1985; lo que siguió de acontecimientos condujo a la derrota de Moscú en la Guerra Fría; por lo tanto, no fue Gorbachov el único responsable del colapso de la Unión Soviética, sino que fueron varios factores que causaron el estancamiento de la Unión Soviética y la pérdida de su empuje geopolítico, especialmente en la región del Medio Oriente y en el este del Mediterráneo.

El capitalismo del saqueo norteamericano

La caída de la Unión Soviética en 1991 abrió el camino para que Washington soñara con ser el líder indiscutido del mundo. Este liderazgo mundial ha sido esencial y vital para los Estados Unidos no sólo para asegurar un alto nivel de bienestar para los estadounidenses, sino también para mantener a los Estados Unidos...unificados. Hace 150 años, los ejércitos americanos libraban la guerra más grande de su historia, la guerra civil. Los estados del noreste ya se habían industrializado desde los principios del siglo XIX. A mediados de ese siglo, surgió la necesidad norteamericana de tener nuevos mercados. El naciente capitalismo norteamericano se percató de la necesidad de buscar nuevos mercados y espacios para expandir el proceso de crear asentamientos con la ampliación de la inmigración hacia los Estados Unidos. Los Yankees del norte, vieron en los Estados del Sur un nuevo mercado para sus mercaderías y un corredor para su expansión hacia el oeste.

Hasta esa fecha, la Unión que recogió a los trece Estados que se independizaron de Gran Bretaña en el año 1776 ha sido una Confederación débil, que ha proporcionado a los estados una independencia casi total. Sin embargo, los requisitos para la expansión del mercado exigían una mayor centralización y limitación de la autonomía de cada estado, para eliminar las fronteras que estorbaban el comercio interior. La guerra civil se debió a que los estados del sur habían rechazado renunciar a sus derechos políticos.

Seis años después los norteños lograron ganar la guerra sofocando la economía del sur después de imponer un bloqueo que le impidió exportar su algodón hacia las fábricas británicas. Sin embargo, el norte logra un visto bueno del sur al compartir con los sureños las ganancias económicas que resultaron de la industrialización. Desde entonces, esa inclusión del sur en los beneficios económicos ha sido la fórmula para fortalecer la unidad estadounidense. Esta fórmula ha hecho que los Estados Unidos dependan del "saqueo", y desde entonces, la unidad estadounidense depende fundamentalmente de la distribución del despojo de dicho saqueo entre sus ciudadanos. Para poder saquear, Estados Unidos se tuvo que expandirse y lanzar sus guerras, lo que implicó su afán en librar un papel imperialista.

Así pues, Estados Unidos, desde su creación efectiva en 1865, su unidad ha sido asociada al hecho de lograr su transformación en una superpotencia. El sistema "democrático" era sólo un instrumento para lograr ese objetivo. Y como dice Peter Gran, la democracia es el régimen ideal para administrar una economía de guerra.

A raíz de la guerra civil, los estadounidenses iniciaron la etapa de otras guerras aniquilando a millones de los pueblos indios originarios y confiscaron sus tierras. La última de esas guerras terminó con la derrota del líder indio Gerónimo a finales del siglo XIX. Pero los norteamericanos vuelven a lanzar una otra guerra contra España, sacándola del Caribe y de sus colonias en Filipinas, que pasaron a quedarse bajo el control de Estados Unidos. Posteriormente, comenzó Washington a aplicar la política del garrote y la zanahoria en el intento de imponer su control político sobre todo los países latinoamericanos. Luego llega la etapa de su participación en la Primera Guerra Mundial, y era la primera señal que pronosticó su transformación en la primera superpotencia del mundo, sucesora de Gran Bretaña. A raíz de la citada guerra, Washington se convirtió en el estado más potente a nivel militar y económico y los países colonialistas como Gran Bretaña, Francia y otros le fueron subordinados. El período entre 1945 y 1990 fue glorioso en la historia de los Estados Unidos, en el que sólo le quitaba el sueño, el desafío representado por la influencia de la Unión Soviética y de sus aliados.

Un imperio globalizado

La victoria de los Estados Unidos frente a la Unión Soviética se debió al agotamiento económico de ese último producto de la carrera armamentista. Esto ha llevado a los soviéticos a gastar sus ahorros en armas de ningún valor económico, algo que los ha llevado al abismo. Pero esa carrera armamentista también llevó a los propios Estados Unidos al agotamiento. Washington descubrió, además, que mientras se concentraba en derrotar a Moscú, otras fuerzas tales como Japón y Alemania, privadas de los armamentos, se concentraron en desarrollar sus propios métodos de producción para lograr mejor calidad y menos gastos. En víspera de la gran victoria, EE.UU. descubrió que estas a tres décadas de retraso en comparación con Alemania y Japón en cuanto al desarrollo de los medios de producción. Al mismo tiempo, China estaba a punto de convertirse en una gran potencia económica mientras que Rusia trataba de recuperar su equilibrio, algo que se logró con la llegada de Vladimir Putin al poder en 1999.

¿Cuál es la vía para seguir siendo una superpotencia en un mundo donde la economía se ha convertido en el primer medidor de poder?

Estados Unidos han tenido que buscar y encontrar la vía para alcanzar a Alemania, Japón y luego a China, haciendo que su producción sea más costosa. La vía fue monopolizando el petróleo, principal fuente de energía en el mundo, para varios siglos venideros. Estados Unidos también tuvo que reorganizar las regiones de influencia del mundo acorde con sus intereses en aras de convertirse en la parte principal para la toma de decisión en un mundo que se estaba transformando hacia la multipolaridad.

En su libro el gran tablero de ajedrez, Zbigniew Brzezinski, Asesor de Seguridad Nacional del ex presidente Jimmy Carter, delineó los lineamientos generales que la política de Washington debería seguir por el mundo posterior a la Guerra Fría y consideró que Estados Unidos debería lograr el control de la región del Medio Oriente que se extiende desde el Atlántico hasta las fronteras de China. Ello permitiría a Estados Unidos controlar las fuentes petroleras y chantajear a las economías de Japón, Europa y China. Ese control, según el citado libro, también impedirá la formación de un polo euroasiático que podría resultarse de la adhesión de Rusia y Europa, y permitirá aislamiento a Europa de África. De esa forma, se facilitaría entonces el control de Europa manteniendo una región explosiva que amenaza la seguridad europea en los Balcanes, así como proporcionaría el control de Rusia vinculándola económicamente con los Estados Unidos. Al lograr controlar esos dos polos, se lograría entonces implantar la hegemonía sobre los continentes de África y Asia, especialmente aprovechando de la propia cultura china, que se inclina siempre hacia una actitud introvertida.

A lo largo de la década de los 90, Estados Unidos ha intentado alcanzar su objetivo estratégico mientras que las otras fuerzas estaban tratando de obstruirlo o bien defender sus propios intereses, pero sin trazar políticas estratégicas claras. La situación era muy similar al conflicto que existía entre Alemania y la Unión Soviética en las llanuras rusas. Por un lado había una estrategia alemana que intentaba alcanzar sus propósitos militares y políticos, controlando a Europa hasta los montes Urales, y por otro lado una estrategia rusa basada en la auto-defensa y la réplica tratando de obstaculizar el afán alemán y reducir sus propias pérdidas. Al igual que Alemania, Estados Unidos también trató a toda costa de llevar al terreno su estrategia contra una serie de fuerzas que se bastaban con replicar y tratar de obstruir sin entrar en una confrontación decisiva contra los Estados Unidos.

Hegemonía sobre el Medio Oriente

En los albores del nuevo milenio, los estadounidenses tuvieron que tomar decisiones cruciales para resolver la cuestión de su liderazgo indiscutible del mundo; este liderazgo tendría que haber garantizado a Estados Unidos un nuevo producto del saqueo que sería distribuido como botín entre los estadounidenses; la distribución de este botín garantizaría que el Occidente de Estados Unidos ubicado en las costas del Pacifico, no caiga bajo la influencia del poderío emergente de China en aquella región; este saqueo también hubiera otorgado beneficios económicos a los norteamericanos de la costa este para no caer también bajo el encanto de una Europa cuyo legado cultural es legendario; y este saqueo permitiría sobornos económicos, que complacerían a los estados del sur que siempre anhelan separarse del norte; además este saqueo podría silenciar las voces de las minorías hambrientas como hispanos, negros y asiáticos.

Así como la Segunda Guerra Mundial fue necesaria para crear áreas vitales para el crecimiento poblacional y la industria alemana, la guerra contra el terror era necesaria para que Estados Unidos pudiera controlar el Medio Oriente; y al igual que en septiembre de 1939, Alemania fingió “ataques polacos” contra las aldeas alemanas fronterizas, vistiendo a soldados alemanes con ropa de soldados polacos con el fin de utilizarlas como pretexto para lanzar la guerra, Estados Unidos utilizó los atentados del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas en Nueva York como excusa para invadir Afganistán e Irak; la guerra contra Afganistán en el otoño de 2001 fue una oportunidad para Estados Unidos para determinar el alcance máximo que aspira en su control del Medio Oriente; la guerra en Irak daría a Estados Unidos la oportunidad de dimensionar este Medio Oriente, y permitirle el control del petróleo; el siguiente paso tendría que ser derrocar los regímenes en Irán y Siria o someterlos, para así completar el control de la región; y el propósito del respaldo a los golpes en Georgia y Ucrania, fue con el fin de proteger los flancos de su frente en el Medio Oriente.

La victoria estadounidense en Afganistán y posteriormente en Irak no fue decisiva; el nuevo tipo de guerra asimétrica adoptada por Estados Unidos durante la Guerra Fría contra la Unión Soviética, fue asimilada por las otras potencias que la utilizaron para bloquear el proyecto estadounidense; entonces Irán y Siria apoyaron la resistencia iraquí e hicieron que la ocupación fuese un proyecto costoso para Washington; y Rusia apoyó contragolpes sitiando al presidente Míjeil Saakashvili en Georgia y sacó del poder a Víktor Yúschenko en Ucrania; esto fue acompañado por una crisis económica en los Estados Unidos que fue el principal factor en la elección de Barack Obama como el primer presidente negro en la historia de Estados Unidos.

Entre Obama y Trump

Con Obama, los estadounidenses se vuelven conscientes de su capacidad limitada y, presionan para imponer un acuerdo político con un gobierno iraquí leal a ellos, para que alivie la presión sobre sus fuerzas para que puedan concentrarse en consolidar su control sobre Afganistán; por otro lado, Irán se beneficia de los tropiezos estadounidenses no sólo para evitar el peligro sobre su régimen islámico, sino también para extender su influencia sobre varias de las posiciones estratégicas, sea esto en El Líbano a través de Hizbulah, en Gaza vía Hamas y en Yemen a través de su apoyo a los Hutíes tanto contra las fuerzas gubernamentales yemenitas como las sauditas; la situación estadounidense en la actualidad se asemeja a la de Hitler después de la batalla de Stalingrado; al igual que este último que perdió la esperanza de llegar al corazón de Asia y luego al océano Pacífico después de la rendición de su ejército en las orillas del Volga, los estadounidenses se dieron cuenta que su proyecto para el Gran Medio Oriente hasta las fronteras con China ya es difícil de alcanzar; pero así como intentó Hitler en la batalla de Kursk, consolidar su posición en Europa Oriental para mantener un papel de liderazgo global, Estados Unidos también está consciente de que debe consolidar los límites mínimos de este Medio Oriente que desea, manteniendo su control sobre la Península Arábiga y la Media Luna Fértil que incluye Irak, Siria, El Líbano, Palestina y Jordania; para ello, Estados Unidos tuvo que librar una última batalla decisiva contra sus contrincantes, y esta batalla fue la primavera árabe; el objetivo de esta primavera árabe fue rediseñar la geopolítica del Medio Oriente y dividir a los estados árabes para asegurar el sometimiento de la región a Estados Unidos; y a pesar de los éxitos logrados en Túnez, Libia, Egipto y el éxito parcial en Yemen e Irak, el fracaso estadounidense en Siria amenazaría todo lo logrado por Washington y sus aliados.

Contrario a todas las expectativas, Donald Trump ganó las elecciones estadounidenses en detrimento de la candidatura de Hillary Clinton, una candidata apoyada por el centro de poder y el estado profundo en los Estados Unidos; se ha especulado mucho sobre el por qué ha llegado al poder un candidato ajeno al club de las élites tradicionales estadounidenses; los factores que condujeron a esto fueron numerosos, incluyendo la crisis de la clase media causada por las distorsiones estructurales que afectaron la economía estadounidense, la crisis de la deuda, la productividad, los inmigrantes, además del fracaso de Estados Unidos en el Medio Oriente al intentar imponer una hegemonía absoluta en su enfrentamiento contra fuerzas contrincantes como lo son Rusia, China e Irán; entonces la elección de Trump fue una acción de protesta de muchos de los afectados por los factores de fracaso que han comenzado a revelarse de manera profunda en el sistema estadounidense; cabe señalar que Trump no tiene un proyecto de reforma que podría salvar a Estados Unidos de su crisis; pero también hay que destacar que Trump no es el causante de la crisis sino que él es la expresión de la misma; el fracaso en el Medio Oriente, el cual se confirmaría después de una última medición de fuerza que realizaría Estados Unidos, significa el fracaso en revitalizar las políticas de saqueo que podrían haber rescatado a los estadounidenses de su crisis económica y el fracaso en controlar las rutas internacionales de comunicación, lo cual hubiera permitido a Estados Unidos extorsionar al resto de las grandes potencias; esto advierte del fracaso del proyecto imperial estadounidense y por consiguiente agrava la crisis internas de Estados Unidos; una mirada a la historia nos revela que Estados Unidos logró su unidad cuando se convirtió en una superpotencia. ¿Acaso el declive de su influencia en el mundo conduciría a una implosión, cuya consecuencia sería su desmembramiento y la separación de estados al igual como sucedió con la Unión Soviética bajo el mando de Gorbachov?

FUENTE: AL MAYADEEN

Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente el punto de vista de Al Mayadeen.

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